¿Cómo afectan las fake news tu derecho de acceso a la información (dai)?

Las fake news, como popularmente se les conoce, en resumen son aquellas noticias falsas cuyo propósito es generar desinformación con un objetivo específico.

La Federación Internacional de Periodistas en el texto “¿Qué son las fake news? Guía para combatir la desinformación en la era de posverdad?”, señala que las noticias engañosas siempre  han existido, pero con el surgimiento del internet y las redes sociales el término “es utilizado para conceptualizar la divulgación de noticias falsas que provocan un peligroso círculo de desinformación”.

Todo esto sucede en un momento de posverdad. El diccionario Oxford acuñó la palabra en el año 2016 para referirse a las circunstancias “en que los hechos objetivos son menos importantes a la hora de modelar la opinión pública que las apelaciones a la emoción o a las creencias personales”.

En el documento de la FIP se señala que la comunicación política sabe que entre racionalidad y emoción, predomina la emoción, y de ahí la manipulación, “las medias verdades o directamente las mentiras estratégicas hacen su juego para construir una base electoral o, peor aún, consolidar una idea política”.

En una declaración conjunta de organismos internacionales, el relator Especial para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Edison Lanza, expuso que “la desinformación y la propaganda afectan a la democracia, erosionan la credibilidad de los medios de comunicación tradicionales, interfieren con el derecho de las personas de buscar y recibir información de todo tipo, y pueden aumentar la hostilidad y odio en contra de ciertos grupos vulnerables de la sociedad”.

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos en su reporte del año 2019 sobre las campañas de desinformación “Noticias falsas (fake news) y su impacto en el derecho a la libertad de expresión” refiere que el término fake news se ha vuelto problemático, en el sentido que ciertos actores le han dado un significado más político.

Hacen la distinción entre desinformación, catalogada esta como cualquier información que es falsa y deliberadamente creada para dañar a una persona, grupo social, organización o Estado; y la mis-información, entendida como información errónea, pero de forma accidental, es decir, quien la publica cree que esa información es verdadera, mientras que la desinformación se produce de forma deliberada.

La Unesco explica que un contenido con la intención de desinformar es evidentemente falso, y comúnmente quienes publican esos contenidos son impostores. En redes sociales estaríamos hablando de perfiles falsos.

“Los que publican dichos contenidos suelen manipular la información, haciendo ver que ciertos hechos ocurrieron de cierta forma cuando no lo son. Suele ser en mayor medida el caso de imágenes o videos manipulados en donde figuras públicas parecen hacer situaciones erróneas en su actuar, cuando solamente se manipuló de tal forma que se viera de esa forma”, refiere la Unesco.

Los contenidos suelen ser fabricados para que la información sea más llamativa, y circule en mayor medida en redes sociales.

Además, las noticias falsas no por considerarse una información falsa ya se encuadrarían en el concepto de “fake news”, ya que, según se menciona, debe ser información que revista interés público para la sociedad, debe incluir un elemento de corte cognoscitivo, referente al conocimiento efectivo de la falsedad de información que se fabrica o se divulga y así debe también tener un aspecto volitivo o voluntario, la intención de engañar o confundir al público o a una fracción de él.

Los actores inmersos en el círculo de las noticias falsas propician la desconfianza y la falta de credibilidad de las instituciones, generando confusión y dañando los avances en la apertura de datos del gobierno al generar negatividad en la fidelidad de los mismos.

Para detener el círculo de desinformación y las fake news es importante que los ciudadanos puedan tomar conciencia de que es una cuestión que tiene incidencia en la sociedad en su conjunto, que afecta la integridad democrática y que debe ser abordada en sus dimensiones política, social y cultural.

 

 

Fuentes:

Federación Internacional de Periodistas (https://bit.ly/2YXgJdy)

CNDH (https://bit.ly/2zu1xtE)